El lanzamiento del Phantom de Rolls-Royce el 1 de enero de 2003 fue mucho más que el estreno de un nuevo coche ultra-lujo, sino que marcó el siglo del renacimiento 21 de los más famosos de la marca de automóviles de lujo del mundo y el primer vistazo de una obra maestra que se estableció rápidamente sí en el pináculo de la excelencia automotriz.
Durante los cinco años anteriores, bajo la propiedad de BMW Group y en la ausencia de publicidad, diseñadores, ingenieros y personal de producción especializada habían supervisado el nacimiento de un automóvil insignia de Rolls-Royce, y las instalaciones de producción con tecnología de última generación en el Goodwood Estate en el sur de Inglaterra. Sin paralelo en la industria del automóvil, el logro fue aún más sorprendente para una marca que cargó con el peso de subidas y bajadas históricas (ocasionales) y para el que las expectativas para el futuro eran justamente alta.
Desde su lanzamiento, el Phantom de Rolls-Royce demostró ser un digno merecedor del famoso Espíritu del Éxtasis estatuilla. Desde Panteón parrilla a largo voladizo trasero, el diseño era claramente un Rolls-Royce. Cada ángulo reveló un coche elegante en negrilla con presencia en la carretera que era insuperable.
Para un coche tan imponente, Phantom sorprendió conductores con su agilidad y precisión en movimiento, mientras que su viaje fue descrito por la empresa en su momento como "diseñado para reducir el pulso". El viaje magnífico sublime, famoso por generaciones de modelos, había vuelto y waftability re-afirmado en el léxico de la empresa.
En el núcleo del coche había un innovador, aluminio Space Frame ligero con energía suministrada por un sofisticado motor V12 de inyección directa, casado con una caja de cambios automática de seis velocidades. Y complementando esta excelencia en la ingeniería era hermoso interior del Phantom, la presentación de cueros cosidos a mano suntuosos, chapas finas y detalles exquisitos, una combinación que marcó el coche como algo único y especial.
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